EL CONDON DEL PAPA

Había decidido no volver a hablar de la iglesia, no existiendo Dios es absurdo seguir machacando con lo mismo, pero claro teniendo al Papa que tienen, ¡KOÑO, que uno no es de piedra! ¿Os habéis fijado con qué cara más dura sale el tipo diciendo las sandeces que dice? A mí sinceramente me preocupa y mucho. Determinadas estupideces pienso que merecen una seria y contundente respuesta, y precisamente esa respuesta ha de ser donde más les duele, en “el bolsillo”. No puede ser que aquí algunas personas puedan decidir que el dinero de sus impuestos vayan a esta “secta”, y otras personas no podamos decidir por nosotras mismas, sino que tenemos que estar pendientes de ver que deciden nuestros gobernantes, que son los mismos que dejan decidir por si mismos a los integrantes de esta secta. ¡KOÑO si son los mismos!
Y digo que son los mismos con conocimiento de causa. Ya me diréis como lucen nuestras autoridades en todos y cada uno de los actos religiosos que aquí se celebran.
Si alguien lo duda sólo tiene que asistir a estos actos, o bien esperar que salga algo en prensa como hace un servidor. Es patético, triste, vergonzante, humillante… que nuestras autoridades se posicionen a favor de quienes en vez de apoyar la ciencia y el progreso se amparen en estúpidas creencias pretendiendo trasladarnos a la edad media. Será porqué en aquella época podían quemarnos, y ahora… ¡pues eso que quedaría feo!
¿Ustedes no se ponen un capuchón en la cabeza para honrar la tortura y la muerte? (Semana Santa), o acaso ¿no es cierto que la cruz era un instrumento de tortura y muerte del imperio romano? (para quién no lo entienda es como si dentro de dos mil años utilizasen la silla eléctrica como objeto de culto). Pues como le iba diciendo si ustedes se ponen un capuchón en la cabeza, otros nos lo ponemos en otra cabeza. Y como les dije hace unos días:
¡Si ustedes no follan déjennos a los demás follar como nos dé la gana! ¡KOÑO!

POSDATA
Me consta que algunos de los que se ponen el capuchón en la cabeza, también se ponen condón.

SALVADOR MIRALLES MARTÍNEZ